El Diccionario de la Real
Academia (www.rae.es) define corrupción en su
cuarta acepción del siguiente modo: “f.
Der. En las organizaciones, especialmente en las públicas, práctica consistente
en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho económico o
de otra índole, de sus gestores”.
Corrupción
adquiere en los artículos periodísticos donde se ha observado (Diario Información, 4-13 de febrero de
2013) un sentido
negativo que se acota
como corrupción
política. En cuanto
al sentido negativo, en alguno de los artículos, como el que firma Pedro
Luis Sánchez Gil, Secretario Judicial del Servicio Común de Alicante, se expresa claramente que, como reza
el título, “corrupto es una palabra muy fea”. El artículo expone que hablar
de alguien como corrupto causa rechazo en los demás e, incluso, estigmatiza a
esa persona. Este hecho le sirve al firmante para concluir que habría que ser
más cuidadoso a la hora de calificar a alguien como corrupto.
Por lo que se refiere a la identificación de la
corrupción como un hecho político, se
discrimina entre las causas de dicha corrupción
política, que cabe buscar en el sistema democrático, y sus consecuencias, que afectan a la economía, al derroche
o la organización de los partidos políticos.
En cuanto a las causas,
en uno de los artículos ( “El juez Ruz da el primer paso para investigar los sobresueldos en el
PP”, Luis Manuel Miralles LLopis) se explica como una enfermedad: “la corrupción
es el cáncer de la democracia”.
Los efectos
que tiene la corrupción también se explican con metáforas, como cuando se
identifica con un punto muerto, o atolladero, del que hay que salir. Las
metáforas que explican los efectos van más allá, pues es en ocasiones la naturaleza
la que lleva a cabo acciones que no se pueden controlar. En estos casos la
corrupción es un vendaval, de lo que se infiere una situación incontrolable de
caos. Asimismo, los casos de corrupción tienen varios efectos. Algunos de ellos
son igualmente incontrolables, como la avalancha de investigaciones por
corrupción. La corrupción política, se asocia a todas las ramas cercanas, como
la economía, las instituciones públicas y privadas. En uno de los artículos, “Corrupción
y Política”, firmado por José María Asencio Mellado, se explica qué es la
corrupción, con argumentos como los siguientes:
“Corrupción es la deuda bancaria de los partidos, impagable y su
condonación posterior”.
“Corrupción es ocupar consejos de administración de Cajas de Ahorros
y arruinarlas”.
“Corrupción son las listas cerradas que obligan al silencio y la
obsecuencia ante el dirigente inmoral”.
“Corrupción es recortar y a la vez mantener un engranaje político
generoso con organismos inútiles y asesores incompetentes.”
Esta explicación sistemática de
la corrupción permite observar con detalle un contexto lingüístico donde la
palabra corrupción se relaciona,
entre otros, con elementos como sistema
democrático, derroche, política, deuda bancaria, sobresueldos, organismos,
financiación no transparente, lucro, escándalo, palabrería, recortar, engañar,
estafar o inmoral.
Por último, cabe reseñar que la
observación pormenorizada de corrupción ha
permitido observar que se discrimina entre corrupción,
hecho principal, y corruptelas, entendidas
como los sobresueldos que recibían algunos políticos y, en consecuencia, como un hecho menor.
En resumen, el significado de
diccionario se magnifica en el uso, donde los significados inferidos hablan del
sentido negativo de este lexema, de su especialización como corrupción
política, de las causas que presenta, relacionadas con el sistema democrático,
y de los efectos sobre la economía o los partidos, efectos a menudo devastadores.
En ningún caso, se cuestiona si la corrupción es punible, pues tan solo importa
salir de este atolladero, gestionar bien la crisis que ello pudiera suponer o
regenerar los partidos políticos.
Esta entrada ha sido posible
gracias a la participación de los alumnos de la asignatura El español y los entornos comunicativos (Licenciatura de Relaciones
Públicas y Publicidad, Universidad de Alicante): Alberto Sánchez Azor, Álvaro de Miguel
Campos, Carlos Fiteni, Cristian Alfaro
López, CrisCristina Alfaro López, Julio Vallés, Luis Manuel Miralles Llopis, Micaela
Arredondo Regis, Nuria Mazón Gallego y Rafael Sánchez Mellado.