viernes, 22 de febrero de 2013

¿Quién dijo corrupción?





El Diccionario de la Real Academia (www.rae.es) define corrupción en su cuarta acepción del siguiente modo: “f. Der. En las organizaciones, especialmente en las públicas, práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho económico o de otra índole, de sus gestores”.

Corrupción adquiere en los artículos periodísticos donde se ha observado (Diario Información, 4-13 de febrero de 2013) un sentido negativo que se acota como corrupción política. En cuanto al sentido negativo, en alguno de los artículos, como el que firma Pedro Luis Sánchez Gil, Secretario Judicial del Servicio Común de Alicante, se expresa claramente que, como reza el título, “corrupto es una palabra muy fea”. El artículo expone que hablar de alguien como corrupto causa rechazo en los demás e, incluso, estigmatiza a esa persona. Este hecho le sirve al firmante para concluir que habría que ser más cuidadoso a la hora de calificar a alguien como corrupto.

Por lo que se refiere a la identificación de la corrupción como un hecho político, se discrimina entre las causas de dicha corrupción política, que cabe buscar en el sistema democrático, y sus consecuencias, que afectan a la economía, al derroche o la organización de los partidos políticos.

En cuanto a las causas, en uno de los artículos ( “El juez Ruz da el primer paso para investigar los sobresueldos en el PP”, Luis Manuel  Miralles LLopis)  se explica como una enfermedad: “la corrupción es el cáncer de la democracia”.

Los efectos que tiene la corrupción también se explican con metáforas, como cuando se identifica con un punto muerto, o atolladero, del que hay que salir. Las metáforas que explican los efectos van más allá, pues es en ocasiones la naturaleza la que lleva a cabo acciones que no se pueden controlar. En estos casos la corrupción es un vendaval, de lo que se infiere una situación incontrolable de caos. Asimismo, los casos de corrupción tienen varios efectos. Algunos de ellos son igualmente incontrolables, como la avalancha de investigaciones por corrupción. La corrupción política, se asocia a todas las ramas cercanas, como la economía, las instituciones públicas y privadas. En uno de los artículos, “Corrupción y Política”, firmado por José María Asencio Mellado, se explica qué es la corrupción, con argumentos como los siguientes: 

Corrupción es la deuda bancaria de los partidos, impagable y su condonación posterior”.

Corrupción es ocupar consejos de administración de Cajas de Ahorros y arruinarlas”.

Corrupción son las listas cerradas que obligan al silencio y la obsecuencia ante el dirigente inmoral”.

Corrupción es recortar y a la vez mantener un engranaje político generoso con organismos inútiles y asesores incompetentes.”



Esta explicación sistemática de la corrupción permite observar con detalle un contexto lingüístico donde la palabra corrupción se relaciona, entre otros, con elementos como sistema democrático, derroche, política, deuda bancaria, sobresueldos, organismos, financiación no transparente, lucro, escándalo, palabrería, recortar, engañar, estafar o inmoral.



Por último, cabe reseñar que la observación pormenorizada de corrupción ha permitido observar que se discrimina entre corrupción, hecho principal, y corruptelas, entendidas como los sobresueldos que recibían algunos políticos y, en consecuencia, como un hecho menor.



En resumen, el significado de diccionario se magnifica en el uso, donde los significados inferidos hablan del sentido negativo de este lexema, de su especialización como corrupción política, de las causas que presenta, relacionadas con el sistema democrático, y de los efectos sobre la economía o los partidos, efectos a menudo devastadores. En ningún caso, se cuestiona si la corrupción es punible, pues tan solo importa salir de este atolladero, gestionar bien la crisis que ello pudiera suponer o regenerar los partidos políticos.

Esta entrada ha sido posible gracias a la participación de los alumnos de la asignatura El español y los entornos comunicativos (Licenciatura de Relaciones Públicas y Publicidad, Universidad de Alicante): Alberto Sánchez Azor, Álvaro de Miguel Campos, Carlos Fiteni, Cristian Alfaro López, CrisCristina Alfaro López, Julio Vallés, Luis Manuel Miralles Llopis, Micaela Arredondo Regis, Nuria Mazón Gallego y Rafael Sánchez Mellado.

jueves, 21 de febrero de 2013

INVERSOBRES SOBRECOGEDORES (1)

"La capacidad de los inversobres para dar una respuesta conjunta a la crisis" ha traicionado a Rajoy en el Debate de la Nación que se celebra esta semana. Inversobres no está en el diccionario, pero tal vez sí en el subsconsciente del presidente. Su intención manifiesta de no pronunciarse acerca de los casos de corrupción que rodean al PP y, en consecuencia, de no pronunciar ninguna palabra que hiciera alusión a los sobres que el tesorero Bárcenas entregaba a los miembros del partido durante años, ha actuado de manera contraria a lo esperable. La palabra sobres se ha colado en el sitio más insospechado. Suponiendo que inversobres no estuviera escrito en el discurso del presidente, la mente traicionera ha conectado formalmente dos palabras similares, "inversores" e "inver+sobres", lo que ha permitido crear un nuevo lexema para designar a los inversores. Las reacciones en Twitter no se hicieron esperar. ¿Qué se infiere pragmáticamente de esta elección no intencionada? Que los inversores, que no dan una respuesta conjunta a la crisis, necesitan sobres para actuar; que los inversores no siempre cotizan en A, tal vez lo hacen en B; que el fraude rodea a los inversores, etc. Todas las conclusiones implicadas que se deducen de una creación léxica como esta, atendiendo a las herramientas de la Teoría de la Relevancia, han permitido dar un enfoque lingüístico al debate político. Cabe recordar que las palabras están para usarlas, y que la censura intencionada de ciertos lexemas, como crisis, corrupción o sobres, no impiden que estas se cuelen en la memoria a corto plazo del hablante.